POEMAS SECRETOS DE AMOR

Este Blog pertenece a Ercilia Morales Verdaguer, la autora de todos los poemas que aquí he publicado. Y para los que me conocen desde la infancia, simplemente a Beba Morales...

sábado, 13 de agosto de 2022

LA MAGIA Y LOS POETAS IV. Antología de SADE filial Escobar. Agosto 2022

En agosto de 2022, se presentó la Antología "La Magia y los Poetas IV" de SADE filial de Escobar.
En esta ocasión participaron 38 escritores, entre los cuales me cuento, con dos obras.
Aquí les comparto una de mis dos participaciones. Es un relato titulado 

" juanita"

Cada vez que se acercan las Fiestas de Fin de Año, me resulta imposible no recordarla. Esa tía hermosa que, con tantas ganas y alegría, se encargó de organizar unas reuniones maravillosas para despedir el año viejo y recibir el nuevo. Todos esperábamos ese día con expectativas y con ansiedad, ¡porque lo pasábamos tan bien! Con mi hermana y mamá, comenzábamos muchos días antes de los preparativos. Éramos adolescentes ya esa edad, empezábamos a aprender a relacionarnos y disfrutar del sexo opuesto; pensábamos en la ropa que nos pondríamos, los zapatos, el maquillaje… Nos hacíamos unos años vestidos largos y coloridos, elegantes y divertidos, de sport y siempre “a la moda" para el “Evento Familiar del”. Eran los años sesenta y era la usanza de la época. Invitábamos a nuestras amigas también, para llevarlas a la reunión. Las exquisiteces que preparó Juanita eran dignas del mejor Gourmet y todos los parientes, las disfrutábamos. Era un lujo degustar sus platos decorados y deliciosos. Nosotras esperábamos el fin de la comida, el brindis de media noche ¡y entonces si empezaba la verdadera fiesta! Iban llegando a los amigos de los primos y nuestras amigas ¡y se armaba el “asalto”! Juanita era la anfitriona, y cuidaba que todo estuviera bien. Eran esos tiempos en que las chicas no podíamos salir hasta que cumpliéramos los 18, entonces si pudimos ir a los boliches o los bailes de los Clubes… ¡pero para eso faltaba todavía! Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, el Club Argentino de Castelar, los boliches de Ramos Mejía, o los de Avenida Libertador… Era un lujo degustar sus platos decorados y deliciosos. Nosotras esperábamos el fin de la comida, el brindis de media noche ¡y entonces si empezaba la verdadera fiesta! Iban llegando a los amigos de los primos y nuestras amigas ¡y se armaba el “asalto”! Juanita era la anfitriona, y cuidaba que todo estuviera bien. Eran esos tiempos en que las chicas no podíamos salir hasta que cumpliéramos los 18, entonces si pudimos ir a los boliches o los bailes de los Clubes… ¡pero para eso faltaba todavía! Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, el Club Argentino de Castelar, los boliches de Ramos Mejía, o los de Avenida Libertador… Era un lujo degustar sus platos decorados y deliciosos. Nosotras esperábamos el fin de la comida, el brindis de media noche ¡y entonces si empezaba la verdadera fiesta! Iban llegando a los amigos de los primos y nuestras amigas ¡y se armaba el “asalto”! Juanita era la anfitriona, y cuidaba que todo estuviera bien. Eran esos tiempos en que las chicas no podíamos salir hasta que cumpliéramos los 18, entonces si pudimos ir a los boliches o los bailes de los Clubes… ¡pero para eso faltaba todavía! Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, el Club Argentino de Castelar, los boliches de Ramos Mejía, o los de Avenida Libertador… y cuidaba que todo estuviera bien. Eran esos tiempos en que las chicas no podíamos salir hasta que cumpliéramos los 18, entonces si pudimos ir a los boliches o los bailes de los Clubes… ¡pero para eso faltaba todavía! Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, el Club Argentino de Castelar, los boliches de Ramos Mejía, o los de Avenida Libertador… y cuidaba que todo estuviera bien. Eran esos tiempos en que las chicas no podíamos salir hasta que cumpliéramos los 18, entonces si pudimos ir a los boliches o los bailes de los Clubes… ¡pero para eso faltaba todavía! Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, el Club Argentino de Castelar, los boliches de Ramos Mejía, o los de Avenida Libertador… 

Recuerdo a todos: Carlos, amante del jazz, Jorge, siempre pensativo, Tito y sus viajes de aventuras, Juan, Angelita, Chiquita y yo, la romántica incurable. Alfredo, Beto y Coco, amigos de los dueños de casa, Marcelo, nuestro hermano insociable... y nuestras amigas, Ana María y Mónica, siempre correcta; escuchábamos música, hablábamos, nos reíamos, bailábamos cada uno con sus temas preferidos, todo era ideal, nos divertíamos y no había nada mejor en ese momento.
Pero al paso de las horas, se iba terminando el encuentro y algunos iban renunciando, cansados,dormidos, y se iban yendo para sus casas. A las chicas las venían a buscar a los padres en el auto, mientras el sol comenzaba a asomar por el balcón del tercer piso. 
Juanita y mamá, -su hermana mayor-, preparaban el mate en la cocina y entonces, los que habíamos resistido, desayunábamos con Pan Dulce y otras cosas ricas, mientras ellas le daban duro a la charla, comentando alegres todo lo que habíamos vivido, y cuantas cosas más que nunca sabremos...
Después fueron pasando los años y todos fuimos creciendo y Juanita de a poco se fue apagando, como las brasas de un fuego, se fue yendo, lentamente… con dignidad, con armonía… ¡y cómo la extrañamos! ¡Cómo se extraña su empatía y su amor…! 
Hoy, cuando paso por la calle Bahía Blanca, miro hacia arriba y desde el balcón del tercer piso, una imagen, como nube blanca y luminosa, me saluda suavemente con la mano y yo le respondo, como en sueños, mientras sigo caminando hacia mi propio destino… 
Por eso a pesar del tiempo, las Fiestas siempre serán sinónimos de Juanita… y pase lo que pase ¡nunca la olvidaremos!   

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